2.7.07

Por una fotografia desprofesionalizada


"Buying a Nikon doesn't make you a photographer. It makes you a Nikon owner." (Anónimo)

No sé cómo les va a ustedes, pero yo estoy totalmente harta de la fotografía profesional que, en la mayoría de los casos, va conjuntamente con el sello de la insoportable vanidad del fotógrafo. La red está inundada de esas imágenes, esos foto-objetos súper elaborados y perfectos, tomadas con costosísimas cámaras y un sinfín de lentes especiales y filtros y huevadas, y editadas con complicados programas de post-edición. Imágenes que, por lo demás, me dejan fría y a lo máximo me provocan un bostezo. Generalmente estos súper fotógrafos acompañan sus trabajos con una detallada descripción técnica, orgullosos de sus pericias y trucos y aun se explayan sobre el trabajo que les ha costado hacer lo que, a sus ojos son, sin duda, obras maestras. Y en eso reside toda la cosa. Los súper fotógrafos trabajan, y sus fotos no son fotos, son trabajos. Y, desde luego, cobran duro. Con todo esto no niego la existencia de grandes fotógrafos profesionales, ni el conocimiento o la pericia técnica. A lo que me opongo es a la aplastante imposición de la personalidad del fotógrafo en sus imágenes. Pero claro, si ahora alguien me diría: anda, lo que pasa es que te mueres de la envidia, tendría que darle la razón. También yo he tratado de vender mis fotos en la red. Nada más cómodo e ideal que ganar dinero vendiendo fotos en la red. Pero cuando me embarqué en esa navegación, es decir, me zambullí de frente en el proceloso océano cibernético, up loading mis fotos en todo tipo de bancos de fotos, no demoré en darme cuenta de que ni cuenta se daban de mis productos y que jamás de los jamáses iba a poder competir con todo ese despliegue de profesionalismo. Entonces probé en varios magazines y comunidades on line que rinden culto a la fotografía y que de paso siempre convocan a concursos relacionados a diferentes temas, con premios que van desde 100 dólares hasta 15’000 libras esterlinas, como en el caso del Photographer of the Year de The Digital Photographer Magazine (el más “sangrientamente” profesional de todas las revistas fotográficas que conozco), a ver si la suerte me sonreía y de una puñetera vez me ganaba el gran premio. Es toda una chamba. Para que los miembros y visitantes de una foto-comunidad ( que suelen ser miles de miles) te tomen en cuenta, tienes que empezar a participar de un juego que consiste básicamente en dar tu voto, guardar favoritos y comentar otras fotos. Pongamos que otro miembro ha escogido una de tus fotos como favorito, lo que te hace no solamente querer al que te ha hecho favorito, sino que tomas por cierto de que éste de todas maneras ha de ser un fotógrafo interesante –cosa que le demostrarás haciendo favorito una o más de sus fotos. Ese es básicamente el juego: yo te hago favorito, tú me haces favorito. Lo mismo vale para los comentarios. Yo te escribo cosas lindas, extraordinarias sobre tus fotos, tú me escribes cosas lindas, extraordinarias sobre mis fotos. Y así se van armando círculos, clubes y sectas dentro de la gran comunidad, cuyos comentarios se van haciendo cada vez más insiders y privados, tan ininteligibles que para alguien nuevo es prácticamente imposible entrar (salvo jodiendo, claro). Sea como fuere, durante algún tiempo me divertí con este juego. Y aún sigo probando suerte, más impulsada por la ambición y la piconería que por el “amor al arte”. De entre todas las revistas me quedo con el JPG Magazine, que es, a mi parecer, la más relajada y desenfadada y dentro de la cual uno puede encontrar verdaderas sorpresas e inspiraciones. Además, para mi gran alivio, no permite comentarios, de modo que uno puede ahorrarse toda esa lameculatería.
Sin embargo (y rindiéndome al hecho de que no cuento con otra cámara que una pequeña Pentax Optio de apenas 5 mega pixeles), queda el deseo de presentar fotos sin ningún otro objetivo que el placer por las imágenes y por una mirada diferente, en el mejor de los casos, obedeciendo a una urgencia más allá o más acá de la tecnicidad o el sensacionalismo. De todo esto y algo más va esta nueva versión de mi blog que hoy pongo en circulación.

6 comentarios:

Juan dijo...

Mmm, en general es cierto, hay un exceso en el intento por tomar fotos bonitas (o de volverlas "bonitas" a la fuerza). De hecho estoy absolutamente seguro que cualquiera con una cámara decente es capaz de tomar una buena puesta de sol, una flor muy colorida o un horizonte bien iluminado (y no hablemos de las fotos en grises que disimulan muchas falencias en el equilibrio del color y de la luz) pero he de decir que tampoco abogo por el otro extremo, el apelar a una "sensibilidad superior" que ignore la busqueda de la belleza o una posición beligerante por el simple hecho de no querer darle una "manita de gato" a las fotografías. Hay un valor estético en toda obra de arte debería tener como motivación (aunque no sea la única ni la primordial) y para eso la técnica es importante, el problema es tener a la técnica como fin supremo. Y no es que la estetica signifique necesariamente representar algo "bonito" (discusión trillada e innecesaria) dado que sabemos que hay belleza hasta en lo más horrendo (y visceversa). Sea cual fuera el camino que uno siga, lo importante es que la fotografía (o cualquier medio artístico) represente, antes que nada, una necesidad, un alien que desde dentro nos provoca convulsiones pugnando por salir; mientras eso persista, el buen olfato del artista (un mero medio entre ese alien y la obra) rendirá sus frutos.
Saludos.

(http://www.smartconsulting.com.pe/fotoblog2/)

claudia lüthi dijo...

Gracias Juan, por tu comentario. Pero creo que en nigún momento he negado (o afirmado) esta cosa inasible llamada "belleza". Tampoco niego el conocimiento y la pericia técnica que me parece necesaria y oportuna en cualquier oficio o arte. Pero de lo que estoy harta es del culto a la tecnología y más aún a la persona, en este caso, del fotógrafo o la fotógrafa -de su insoportable vanidad que, desde luego, impregna por completo su obra. Como dije hace algún tiempo: parece que ya no hay arte, sólo artistas.

Juan dijo...

Totalmente de acuerdo contigo Claudia. Mucha razón tenía Heidegger cuando decía q para que exista una obra debe haber un artista, y por lo mismo, no existe un artista sin una obra. Y ahi paramos, porque sino empezamos con la discusiòn de si es primero el huevo, o la gallina.

Salut.

Anónimo dijo...

Solo debo añadir que voluntad de estilo y propósito artístico no garantizan ni estilo ni arte.
Ni con una Canon Eos1D Mark III, ni con una cámara de plástico regalada en la compra de dos calcetines.

lateando dijo...

Ya desistiendo de eliminar mi blog descubro el tuyo. Me haz inspirado a tomar más fotos. Yo voy por el camino amateur, el de a pie.

Anónimo dijo...

Hola, Claudia... Estuve por aquí, recordando a perú que también es mi pueblo. Viajé contigo en la memoria, panamericana sur, panamericana norte, desde Tumbes hasta Tacna, desde Lima hasta Puno, por las calles polvorientas y las montañas de arena al lado de la carretera y las nieves y el sol quemándome los recuerdos. todo Lima, todo tacna, todo Larco, Surco, Surquillo, parque del amor, Santa Rosa de Lima y Sarita Colonia que algún día veré en el cine... // De las comunidades y esto, puedo decir que el culto al ego es absurdo. Y de JPGMAG, que también considero la más seria, puedo decir que ser publicado ahí también es una cuestión de suerte, talento y relaciones públicas. Sobre las fotos o "trabajos" absolutamente retocados, debo decir que se me hacen artificiales y que aunque tu tengas una camarita optio, no hace falta mucho más. Y lo digo porque mis mejores fotos las tomé con una sony cybershot. Es el ojo y nada más. Lo otro es un recurso técnico, que si bien está bueno, no te hace mejor fotógrafo, como dice tu sabia frase anónima sobre ser dueño de una nikon... Sin más, me despido... Me pondré a escribir un poquito, algo corto, sobre el bello proyecto del zapatico de perú... un abrazo y a seguir tomando fotos.